Biocontroladores en Fruticultura
Ante la demanda creciente de alimentos producidos de manera sustentable en términos ambientales, sociales y económicos, los planes sanitarios requieren herramientas eficientes, de bajo impacto ambiental y con disponibilidad en el sector productivo.
La Argentina cuenta con ejemplos exitosos en el uso de artrópodos biocontroladores, principalmente en horticultura protegida pero, en fruticultura, este proceso se está aún iniciando.
La Argentina cuenta con ejemplos exitosos en el uso de artrópodos biocontroladores, principalmente en horticultura protegida pero, en fruticultura, este proceso se está aún iniciando.
En 2018 se creó el CEMUBIO (Centro Multiplicador de Biocontroladores Nativos) cuyo objetivo es detectar biocontroladores nativos con potencial en el control de plagas, evaluarlos a campo y desarrollar la tecnología que permita la producción masiva.
Este instrumento permitió acelerar las investigaciones en esta temática que se realizan desde 2004 en el INTA Alto Valle.
Durante la última temporada produjo 5.5 millones de su primer desarrollo-un parasitoide nativo para el control de lepidópteros- y 300.000 larvas del huésped que permitió su multiplicación. Los biocontroladores fueron utilizados con éxito en 250 hectáreas de frutales de la Patagonia Norte y son evaluados actualmente en escala experimental en otros cultivos y regiones.
La especie multiplicada es Goniozus legneri (Hymenoptera: Bethylidae), un ectoparasitoide generalista de lepidópteros, con características ideales para su multiplicación y uso en estrategias de control biológico inundativo de carpocapsa, grafolita, enruladores y otras polillas en frutales de pepita (perales y manzanos), carozo y frutos secos.
Se liberan a campo quincenalmente mediante dispensadores desarrollados para tal fin, distribuyendo entre 2000 y 3500 individuos/hectárea en 15 minutos, prescindiendo para tal fin del uso de maquinarias, agua y combustibles fósiles, disminuyendo el impacto en las huellas ambientales.
El número de liberaciones depende del cultivar y de las condiciones sanitarias de cada lote/chacra (por ejemplo, variedades de cosecha temprana requieren menos liberaciones que aquellas de cosecha tardía).
Mediante convenios de vinculación tecnológica con INTA, el sector privado fue incorporando esta herramienta en sistemas productivos cuya producción se destina a exportación, lo cual requiere el cumplimiento de altos estándares de calidad y sanidad. Durante la última temporada, trece chacras de ocho localidades distintas del Alto Valle de Río Negro y Neuquén incorporaron la herramienta cubriendo 250 hectáreas en total. Dos de esos establecimientos ya cuentan con varios años del uso de esta técnica.
La experiencia no solo incluyó la producción en laboratorio de huéspedes y parasitoides. El paso fundamental para el desarrollo del “Programa de Liberaciones a Campo” fue el relevamiento de los sitios candidatos durante el invierno, recogiendo información relevante como estado sanitario previo: situaciones de borde, planes sanitarios a utilizar en conjunto con los biocontroladores, uso o no de barreras físicas, labores culturales, tipo de riego, estructura productiva, etc.
Durante la época de las liberaciones es fundamental una evaluación constante de la dinámica poblacional de los biocontroladores y las plagas y/o condiciones ambientales que favorezcan o no su desempeño.
Esto permite realizar en tiempo real un ajuste de las dosis y frecuencia propuestas inicialmente si fuera necesario. Todas estas variables fueron cruciales y permitieron el éxito en términos sanitarios, económicos y ambientales.
En referencia al aspecto sanitario, se logró mantener una condición óptima para el trabajo en sistemas de mitigación para exportación, la disminución de larvas diapausantes para la próxima temporada y el control simultaneo de otras especies de lepidópteros presentes, los dispositivos utilizados permiten su uso aun en condiciones de lluvia.
En términos económicos, se observó que aquellas chacras que trabajan con varios años de esta técnica, en conjunto con la Técnica de confusión sexual y bioinsecticidas, lograron una reducción en el uso de insecticidas de síntesis entre un 60 y un 80% sin afectar las condiciones sanitarias. Lo que además impactó esto en la disminución de pérdidas por el daño de la plaga, costos de plaguicidas, y su aplicación (combustible y jornal).
En referencia al impacto ambiental, seguramente lo más conspicuo es la disminución en el uso de insecticidas de síntesis. Sin embargo, la técnica prescinde, como se dijo anteriormente, de combustibles fósiles y de agua para su uso.
En forma paralela, el no uso de maquinaria para su empleo disminuye los efectos de la compactación del suelo, disminución de la capacidad de infiltración, etc.
Otro aspecto interesante se refiere al dispenser utilizado para la liberación de los parasitoides en el campo. El mismo fue diseñado y evaluado en conjunto con una empresa local sobre los siguientes pilares fundamentales: que sea de fácil colocación, resistente a la lluvia, y a la deformación durante al packaging, reutilizable y fabricado con plástico reciclado.
En este último punto se trabajó sobre la posibilidad de incorporar, además, plástico proveniente del Programa de Triple Lavado, que contempla el reciclado proveniente de envases de plaguicidas. Esto fue sin dudas un aporte fundamental al cuidado del medio ambiente, evaluado, factible y sin efecto perjudicial sobre la viabilidad de los parasitoides que se liberan.
Las ventajas y potencial de uso de esta herramienta trascienden la Patagonia Norte y el cultivo de frutales de pepita, ya que el mismo está siendo evaluado en forma conjunta para el control de Lobesia botrana en Cuyo, control de plagas de nogales en el Noroeste, control de polilla del tomate y otras especies y cultivos.
Para el despegue final de la adopción falta un actor clave, contemplado ya entre los objetivos del CEMUBIO, y es el modelo asociativo público privado que permita la comercialización y disponibilidad en el sector productivo. Sin embargo, la pandemia y la situación macroeconómica retrasaron las expectativas originales de los inversores interesados en la propuesta, y así se replantearon las estrategias de continuidad y desarrollo, para lo cual se trabaja actualmente en la automatización de varios de los procesos de cría en laboratorio.
Los resultados son alentadores en términos sanitarios, ambientales, técnicos y económicos. Se estima que esta técnica aumentará su adopción en los próximos años posicionando a la producción local de una manera diferenciada en lo referente a la inocuidad, el cuidado del medio ambiente y con altos estándares sanitarios.
TESTIMONIOS
“El empleo de G. legneri en estrategias multiherramientas en frutales de pepita y nogales ha tenido un gran impacto sanitario en la Nor- Patagonia. Tanto en sistemas de producción orgánica como de “residuo 0” ó “residuos reducidos” permitió disminuir los porcentajes de fruta afectada por el complejo de lepidópteros plagas y, con ello, mejorar el acceso a mercados con restricciones cuarentenarias severas”.
Dra. Liliana Cichón - INTA CEMUBIO. Profesional Consulto. Responsable de Estrategias Sanitarias.
“Desde la creación de CEMUBIO (2018) aumentamos cinco veces la producción gracias a la incorporación de innovaciones en el proceso de cría artificial en laboratorio, tanto del biocontrolador liberado en el campo como del huésped que utilizamos para su multiplicación. Esto implicó, además, un cambio en las técnicas y dispositivos de liberación y traslado a campo”.
Silvina Garrido. Ing. Agr. Magister en Entomología. INTA CEMUBIO – Responsable de Producción CEMUBIO.
“Sumamos esta herramienta para profundizar nuestro manejo sustentable sobre las plantaciones”.
Adrian Gutierrez. Gerente de Producción Primaria Grupo Prima (Patagonian Fruit trade - Moño Azul).
“Para el desarrollo del dispenser contenedor utilizamos plástico reciclado y derivado de envases de plaguicidas provenientes del Programa de Triple Lavado. Contribuimos con el cambio de paradigma desde una economía lineal a una economía circular reinsertando materiales que de otra manera terminarían en la basura”.
Andres Pogost. Gerente LP SRL.
“El control biológico constituye una herramienta fundamental para el manejo de plagas en la producción orgánica. Por ello es sumamente importante invertir en investigación, desarrollo y transferencia tecnológica de manera público-privada, sinérgicamente, entre las instituciones de investigación, empresas de bioinsumos y los productores donde aplicarán los avances. Todo ello aplica al Plan Estratégico 2030 que se está ejecutando para el sector orgánico argentino. Acorta la brecha tecnológica histórica que existe para crecer en esta herramienta de diferenciación y de agricultura sostenible”.
Ing. Agr. Facundo Soria- Responsable Área de Producción Orgánica, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.