Los economistas dicen "la herencia es un error de cálculo". Quienes abogamos por la sostenibilidad podríamos decir "los residuos son un error de cálculo" que no deberían existir en un proceso bien diseñado. Pero, ¿cómo podemos asegurarnos de que nuestras organizaciones estén diseñadas para evitar estos errores?

El impacto ambiental de cualquier organización no solamente se mide por su generación de residuos sino también por su consumo de recursos. Al abordar y mejorar uno u otro (¡o ambos!) la organización logra reducir su impacto ambiental.

Muchas organizaciones muestran interés en realizar un diagnóstico ambiental que les permita visualizar dónde pueden enfocar sus acciones para mejorar su desempeño cuali y cuantitativamente. A veces “la cuestión ambiental” parece tener demasiadas aristas y urgencias como para poder decidir qué camino será el más adecuado o el de mayor impacto. ¿Cómo pueden las organizaciones navegar por esta complejidad?

Primer paso: diagnosticar la sostenibilidad

Hacer un diagnóstico requiere siempre visitas y entrevistas para comprender la situación de la organización así como un marco de referencia que permita comparar el grado de cumplimiento. Sin intentar minimizar esta complejidad, presentamos en un webinar organizado por el CPIA en abril de 2023 un diagnóstico de sostenibilidad que incluye los aspectos ambientales más básicos (consumo de recursos, generación de residuos y cumplimiento normativo) y también temas más transversales como las políticas de compras o la medición y análisis de los consumos con indicadores objetivos.

¿Qué incluye este diagnóstico? El diagnóstico presentado incluye cinco secciones con un total de 26 preguntas, todas de opción múltiple (desde "sí totalmente" hasta "no aplica") con una sola respuesta posible. Todas son obligatorias para abarcar a la organización en toda su complejidad y no dejar sin abordar ningún aspecto. Pero, ¿qué se esconde tras estas preguntas?

Las 26 preguntas se organizan en cinco secciones:

AGUA

ENERGÍA

RESIDUOS

INSUMOS

GESTIÓN

Por ejemplo, en el apartado de “agua” investigamos si la organización conoce dónde consume agua y cuánta agua consume. ¿Tienen indicadores y analizan su comportamiento y tendencias como punto fundamental de partida para gestionar su consumo?

En la sección de “energía” abordamos las acciones que se implementan desde un punto de vista general. ¿Controlan los horarios de no producción o las rutinas de mantenimiento? Además del indispensable conocimiento sobre cuánto, cuándo y dónde se consumen qué tipo de energías.

Cuando incursionamos en los “residuos” generados en la organización hacemos referencia tanto a los sólidos (peligrosos y comunes reciclables o no) como a los líquidos y gaseosos. ¿Cumplen con las normativas y conocen la cantidad y tipo de residuos generados?

En el apartado de “insumos” hacemos una breve referencia a los insumos que son de uso común en cualquier organización. ¿Qué ideas se pueden implementar para minimizar el impacto de su consumo?

Por último, en la sección “gestión” indagamos sobre condiciones básicas y transversales de cumplimiento normativo. ¿Existe una política o procedimientos que permitan sistematizar los procesos?

Durante el webinar del 13 de abril organizado por el CPIA, más de 50 participantes se animaron al desafío de evaluar la sostenibilidad ambiental en sus organizaciones por medio de este diagnóstico que les permitió conocer (quizá con más detalle) qué áreas requieren mayor atención y qué acciones se pueden implementar en forma inmediata y sin grandes inversiones (¡descritas en las mismas preguntas!).

¿Cómo se ven los resultados? Los resultados del diagnóstico se presentan en forma de tela de araña, representando en cada extremo los ejes analizados y en los círculos internos el nivel de cumplimiento alcanzado, y al mismo tiempo, las oportunidades de mejora que se presentan en esa área. A continuación, se presenta un ejemplo:

Segundo paso: mejorar la sostenibilidad

Una vez identificado el punto de partida que nos ofrece el diagnóstico, tendremos identificadas las áreas de mejora y las posibles acciones para mejorar. Independientemente de las particularidades de cada organización, una acción que siempre puede implementarse es la de optimizar consumos porque optimizar consumos implica:

- Reducir consumos en sí (en relación con su uso)

- Reducir los residuos o efluentes o pérdidas generadas a partir de su consumo

- Reducir los costos asociados al consumo

- Reducir los costos asociados a la disposición de residuos/efluentes/pérdidas.

Optimizar consumos trae consigo un doble beneficio tanto sobre el consumo como sobre los residuos generados por dos (el costo de ambos): ¡cuádruple beneficio con una sola medida la de optimizar consumos! Si los consumos que estamos optimizando son además formas de energía (combustibles, energía eléctrica, vapor, etc.), y dado que el consumo de energía es responsable de la mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero medidas como huella de carbono, la optimización de consumos de energía permitirá también alcanzar los objetivos de reducción de la huella de carbono de la organización. ¿No sería increíble poder reducir cuatro problemas con una sola acción?

¿Cómo optimizar los consumos? Como resultado de 12 años de auditar sistemas de gestión ambientales y de la energía en toda Latinoamérica, desarrollé el método CUDOCU para la optimización de consumos. ¿En qué consiste este método? Este artículo lo explica con más detalle.

Este método permite identificar medidas para:

- Consumir solamente CUando hace falta consumir recursos

- Consumir solamente DOnde hace falta consumirlos y finalmente

- Consumir solamente CUantos recursos hace falta consumir.

La aplicación de este método es una tarea que generalmente involucra a todos los miembros de la organización, cada uno con su valioso aporte. Los ejemplos más comunes son reducir al mínimo los consumos durante los horarios de inactividad (pausas de almuerzo, fines de semana), identificar consumos innecesarios (equipos auxiliares en funcionamiento cuando el equipo principal no está en funcionamiento, por ejemplo), identificar sobredimensionamientos, etc.

¿Y vos, ya sabés por dónde empezar a mejorar la sostenibilidad ambiental en tu organización?

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