INDICE

Mayo 2023  

Número 184


Ing. Agr. Fernando Vilella
M.N.9006 * 01 * 01
Director Programa de Bioeconomía, FAUBA

Compartir en:

GEOPOLÍTICA Y BIOECONOMÍA ARGENTINA LA VACA VIVA

A partir de la década del 90´ se configuran desafíos donde la bioeconomía argentina, con su “Vaca Viva”, ha generado sistemas productivos de bajo impacto ambiental y cuyos productos pueden tener  un importante rol en los escenarios mundiales de la geopolítica de los alimentos. 

Desde la caída del muro hemos pasado de un mundo bipolar, una corta hegemonía de los Estados Unidos, a un escenario donde aparece China como potencia emergente disruptiva. Suelo plantear que vuelve la normalidad histórica en términos económicos y tecnológicos ya que, en casi 18  de los últimos 20 siglos, Asia representó más del 55% del PBI mundial hasta la revolución industrial europea, y todas las proyecciones indican que en pocos años alcanzará nuevamente esas cifras.

El poder global hoy se dirime con el acceso a las tecnologías informáticas más avanzadas como la Inteligencia Artificial, la internet de las cosas o las criptografías. La tecnología 5G y sus enormes oportunidades de uso es caso donde se dirimen algunas batallas.
Todo esto es hoy el núcleo de las tensiones entre China y Estados Unidos, el resto son excusas o entreveros menores pero que impactan muchas veces en temas bioeconómicos. Algunos juegan a favor de Argentina, otros encierran enseñanzas a considerar seriamente.

La sociedad global tuvo cambios estructurales que modificaron profundamente la demanda y composición de los alimentos consumidos. En las últimas cinco décadas, donde pasamos de 3 mil a 8 mil millones de personas, la producción total de alimentos pasó de 650 a más de 800 kilos per cápita. Mientras la población más que se duplicó, la producción per cápita aumentó un 28 %. Es decir, se pasó de producir 2000 a 6000 millones de toneladas.

Además, reflejando los cambios sociales asociados a la caída de la pobreza y la mejor alimentación, disminuyó el consumo de los alimentos con baja densidad alimenticia  y aumentaron todos los grupos de alta densidad nutricional. La densidad nutricional se define como la cantidad de proteínas, vitaminas y minerales que tiene un alimento por cada caloría. Entonces bajó fuertemente un grupo alimentario, como las hortalizas de raíz y feculentas, y aumentaron fuertemente las carnes, frutas y verduras y el aceite vegetal que reemplaza a las grasas en la cocina.

Esos cambios se registraron con gran intensidad en varios países asiáticos. Por ejemplo en China, cada año, 20 millones de pobres rurales se convierten en clases medias urbanas, una Argentina cada dos años. 
Y cada chino urbano consume el doble de carnes que uno en el campo. Eso es mucho más maíz y soja, los componentes principales de los alimentos balanceados y nuestros principales productos exportados. Como dice el Dr. Gabriel Delgado, somos “exportadores de alimentos para animales”.

Pero no es solo China, es toda Asia la que se está transformando; aunque ésta seguirá siendo, por un par de años, no sólo la nación más poblada, sino también la que contiene las mayores clases medias globales, muy ansiosas por consumos crecientemente sofisticados. Este escenario ya está impreso en nuestras exportaciones agroindustriales. Europa, que fue el destino del 50% de nuestras exportaciones hasta finales del siglo XX, hoy representa menos del 25%, semejante a los países árabes y poco más que las de ASEAN. El conjunto de 10 países del sudeste asiático abarca el 18%, y en pocos años alcanzará a Europa. En granos, este grupo ya es el principal destino. 

El conjunto de los países asiáticos abarca hoy el 52% del destino de los granos. Nuestro cuarto destino mundial más numeroso es Vietnam, que es el principal comprador de harina de soja y grano de maíz. China es el principal comprador de carne vacuna, grano de soja, sorgo y cebada. India es el mayor comprador de aceite de soja argentina. En trigo se pasó de 12 destinos en 2014 a 48, Brasil sigue siendo el líder.

Más del 55% de las toneladas de carne vacuna exportadas van a China, el país que más carne vacuna importa en el mundo y que hasta hace 8 años era casi insignificante. Importan un total de 1,4 millones de tn, solo un kilo por chino y por año.  Argentina le exporta carne congelada sin hueso, cortes baratos y predominantemente de vaca. Ya se puede exportar carne refrigerada y con hueso, aunque este producto es aún poco importante en China, pero seguramente crecerá mucho en los próximos años, tal como ocurrió con la carne congelada.
Argentina tiene en su bioeconomía, la Vaca Viva, una gran fortaleza no solo cuantitativa, sino también cualitativa por los bajos impactos ambientales (huellas de carbono e hídrica) de sus sistemas productivos. Todo alineado con las demandas tanto del ambiente como de los consumidores. 
Si se genera una política de trazabilidad y certificaciones asociando una Marca País con una producción amigable con el ambiente, se podrá generar desarrollo territorial, divisas y trabajo.

El mundo cambia en forma acelerada como también la formulación y ubicación de las demandas. Entender estos cambios geopolíticos nos permitirá discernir estrategias y encontrar la mejor forma de insertar nuestros productos, especialmente si somos capaces de valorizarlos, darles trazabilidad y certificación, pues los consumidores globales de clase media los consumirán gustosos. 

El mundo sigue dando oportunidades a quien sepa aprovecharlas, lo bueno es que solo depende de nosotros, lo malo…también.